Hemos tenido algunos percances que nos han hecho perder un poco el norte. Sin querer extraviamos la brújula y tuvimos que echar el mapa a la hoguera para hacer algo de lumbre en una de esas noches tan frías de este invierno interminable: Cristian nos insistía en que eran molinos, pero en realidad eran gigantes.
En todo caso, a pesar de esta noche permanente, ya estamos cerca. Casi hemos llegado. Sedientos de micrófono, necesitamos un refugio en las ondas y rápido. Llueve a cántaros y nosotros sin paraguas.
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